Fidelización y Discipulado

Fidelización y Discipulado

Si nos vamos a por una definición oficial de la RAE de la palabra Fidelizar o Fidelización, nos dice lo siguiente: ‘Conseguir, de diferentes modos, que los empleados y clientes de una empresa permanezcan fieles a ella’. Podría parecer que esta palabra solo tiene que ver con marketing empresarial, con empresas que buscan un interés material o económico por parte de sus clientes y sí, así es, pero deja que te diga que, en cierto modo, en nuestro ámbito de vida cristiana también podemos darle uso o, más bien, extraer lo positivo de su significado.
Para ello, podemos buscar algún sinónimo. Os doy uno, cuidar. Claramente en las empresas, el objetivo principal y por el cual a diario trabajan, es el no perder a sus clientes y donantes. Para lograrlo, necesitan invertir tiempo, esfuerzo y dinero en llegar a tener una relación asidua de cuidado personalizada. Es una inversión enfocada en un objetivo y beneficio. Y ¿algo de esto tiene que ver con nosotros, con la iglesia? Pues sí, y mucho. Nuestro objetivo en este caso, no es más que cumplir con el mandato de Jesús de ‘hacer discípulos’ y beneficio, el ser instrumento útil en manos de Dios, qué privilegio.
En las iglesias y en nosotros mismos como seguidores de Jesús, deberíamos tener la misma meta: acoger, integrar y cuidar a los nuevos creyentes. Debemos estar cerca de ellos de manera que seamos de ayuda y estímulo para que permanezcan fieles al Señor y a su Palabra. El cuidar las relaciones con los nuevos creyentes es imprescindible para que su andar diario se fortalezca, para que su fe crezca. Es un camino constante que afirma, estabiliza y ayuda al desarrollo personal, al crecimiento espiritual. Y ¿cuál es la mejor manera de hacerlo? A través del discipulado. Esa decisión y acción de reproducir en una persona más, el carácter que Cristo ha llegado a desarrollar previamente en otra, en ti por ejemplo.

Discipular conlleva un compromiso por parte del discípulo, pero a la vez, del ‘maestro’ o mentor. Es un trabajo de dos, las dos partes son importantes. Por un lado el maestro/mentor se encarga de enseñar, instruir y acompañar, algo que requiere dedicación, amor, esfuerzo y paciencia, siempre enfocados en Jesús. Por otro lado, el discípulo debe estar dispuesto a dar de su tiempo poniendo a Dios en primer lugar, meditar en las enseñanzas, ponerlas en práctica en obediencia y producir fruto dando testimonio a otros con el deseo de hacer discípulos también.
Pero cuidado, en esas relaciones a veces nos falla el pensamiento de que como son nuevos y nosotros ya llevamos cierto recorrido, tenemos el derecho de imponer o de no darles opción a otras opiniones. Esa actitud, puede crear rechazo. En nuestras iglesias y relaciones de discipulado, debemos ser y transmitir valores imprescindibles como la confianza, la transparencia, la cercanía, la interacción, etc.
Todos estos valores demuestran una actitud y carácter más semejante al de Jesús. Ese cuidado que Él tenía con sus discípulos y con las multitudes traía como consecuencia que le siguieran, que tuvieran el deseo de seguir cerca de Él, de querer más, no podían conformarse con un rato, no les servía de simple pasatiempo.
En definitiva, el discipulado anima a eso, a que cuanto más conoces y profundizas en la vida de Jesús y su Evangelio, más sientes la necesidad insaciable de Él. ¿Quién no desea ver a esas personas que llegan perdidas y sin rumbo, encontrar el sentido de su vida? ¿Quién no desea ser parte de ese cambio y crecimiento en alguien? Piensa en ti, en quién cuidó de tu vida espiritual en tus inicios, quien protegió tu corazón en momentos de debilidad, quien sostuvo tu mano cuando te sentiste caer, a quien acudiste cuando te sentías perdido, etc.
No nos olvidemos de las palabras de Jesús en Mateo 28:19 ‘Por tanto, id, y haced discípulos…’ Todos tenemos parte en esa gran comisión y, algún día, tendremos que rendir cuentas delante del Señor. Es tiempo de ser discípulos de Jesús, de hacer discípulos con nuestro testimonio y también, de cuidar de esos corazones rotos que llegan a nuestras iglesias y que solo el Evangelio y la vida de Jesús, puede transformarles.
Materiales recomendados para el discipulado: ‘Los Navegantes’. 6 cuadernos de estudio enfocados en diferentes áreas de la vida cristiana.
(Podéis solicitarlos aquí)

Belén Cantalapiedra

Evangelización de mucho ruido y pocas nueces

Evangelización de mucho ruido y pocas nueces

A la edad de 17 años en una campaña evangelística de Decisión en Alfas del Pi, entendí que necesitaba estar preparado para evangelizar completamente. Creo que un evangelista tiene que estar capacitado en varios puntos para ser un evangelista completo. Si, completo.
Creemos que las personas que tienen el “don” de evangelismo son aquellos que no se avergüenzan al hablar del mensaje de salvación delante de quien sea. Ese concepto es erróneo. Te cuento porque. El evangelista completo es aquel que evangeliza y lo completa con un seguimiento y discipulado de la persona que dio el paso de fe.
En la gran comisión vemos que no solo nos mandó a evangelizar, sino que el verbo imperativo es hacer discípulos en ese pasaje. Nunca hablamos de un “don” del discipulador. No sale como tal en la Biblia, porque creo e intuyo que todos los cristianos tenemos la responsabilidad de evangelizar y discipular como mismo concepto. El dos en uno.
Por lo tanto, el cristiano está llamado a estar formado para dar un seguimiento al nuevo creyente. Y es una responsabilidad que está fallando en las iglesias y en los creyentes. El seguimiento como parte del evangelismo. Y eso es porque no se ha formado y enseñado a los miembros de la iglesia en este sentido. Hay que invertir mucho tiempo en el evangelismo, pero equilibradamente tenemos que enseñar a nuestros miembros a estar preparados bíblicamente para hacer el seguimiento.
Por eso el título de “evangelismo de mucho ruido”, de mucha inversión en lanzar la semilla del evangelio, pero cuando crece esa semilla, lo que crece después se muere porque no se ha cuidado a esa nueva planta. ¿Entiendes por donde voy? Por eso el pocas nueces, porque se queda solo en la plantación del evangelio y no en su riego y cuidado hasta que pueda dar sus propias semillas. Y eso es un proceso incompleto. Una evangelización incompleta.

¿Cómo puedo entonces formarme a mi mismo para formar a otros?

Hay muchos recursos que son muy buenos, nosotros te recomendamos los libros de discipulado de los Navegantes, o el libro de Ella para mujeres, o Valiente para campamentos. Así después de realizar la parte evangelística puedes usar estos recursos para completar el proceso con un buen discipulado.
 
 
Fotografía:
Bruno Martins on Unsplash
Nicole Honeywill on Unsplash

Si eres mujer no puedes perderte este libro: ELLA

Si eres mujer no puedes perderte este libro: ELLA

¿Cuál es tu personaje femenino favorito de la Biblia? Si no tienes una respuesta a esta pregunta o has tardado más de 5 segundos en contestarla, significa que algo está fallando en la escuela dominical o en el púlpito de nuestras iglesias. Todos sabemos muy bien qué pasó con Caín y Abel, David y Goliat o con Sansón y su melena. Ahora, ¿nos acordamos de la historia de Rahab? ¿O de lo que hizo Abigail para salvar la vida de su marido?
Ella es un cuaderno de estudio que se centra en cuatro mujeres del Antiguo Testamento: Rahab, Rut, Ester y Abigail. Cuatro mujeres que en las situaciones más adversas se guiaron por su fe en el Dios de Israel y salieron adelante en una sociedad patriarcal. En primera lugar, Rahab, la prostituta de Canáan, tiene una fe ejemplar a pesar de lo que muchos podrían pensar de ella. Rut, la viuda que se hizo extranjera para traer alimento a su suegra y cuidar de ella ya que se había quedado totalmente sola. Ester, la mujer del rey pagano que arriesgó su vida para salvar a la nación judía. Abigail, la personificación de la sabiduría que supo manejar una situación de vida o muerte entre el futuro rey David y el necio de su marido. Para las mujeres de hoy en día, la sociedad ha cambiado radicalmente, pero aún en el siglo en el que vivimos podemos estudiar sus historias y señalarlas con el dedo afirmando, “Yo quiero ser como ella.” Sus historias nos enseñan acerca del carácter de mujeres que se aferraron a Dios y reflejaron pequeños rayos de su gloria en modo de valentía, fuerza, misericordia, paciencia, sumisión y fe.
El cuaderno es ideal para leerlo entre amigas y café, aprender de la Biblia y el camino espiritual que cada una está andando de una manera totalmente natural. Además, el material puede servir como guía de discipulado ya que trata temas básicos del cristianismo tales como la fe, la gracia o la salvación. También, individualmente puede resultar una experiencia enriquecedora para desarrollar la relación personal con Dios y sentirte retada como mujer cristiana a seguir pisando fuerte en el trabajo, en casa, en la iglesia o dondequiera que estés. Al fin y al cabo, Ella está basado en la Biblia, libro que en Decisión, elevamos como máxima autoridad y estudiamos con dedicación para animar a otros a hacer lo mismo.

El mito de un estilo de vida evangelístico

El mito de un estilo de vida evangelístico

El estilo de vida evangelístico nunca debe de ser considerado un mito o un imposible  en la vida de los creyentes, no es cuestión de estrategias sino de ser auténticos. La evangelización debe ser una forma y estilo de vida. Siendo conscientes de nuestra salvación eterna por tener a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, y siendo también conscientes de que las personas que no tienen a Cristo, se condenan por toda la eternidad, no por un periodo de tiempo sino para siempre: (s. Juan 3:18 “el que cree en Jesucristo no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído  en el nombre del unigénito Hijo de Dios”), buscaremos aprovechar todas las oportunidades, y si no las hay las crearemos, para llevar la buena noticia de perdón y salvación a nuestros familiares, vecinos, amigos, compañeros de trabajo o de estudios y a todos los que más podamos.
Debemos familiarizarnos con la evangelización, no solo como un tema teórico de las Escrituras, sino práctico y vivencial, como algo natural, siendo conscientes de la urgente necesidad de que las personas que viven en España sean evangelizadas,  empezando obviamente en el entorno donde nos encontramos, gente con la que nos relacionamos en el día a día. Recuerdo la ocasión que tuve hace poco tiempo, de regalar una biblia de la Reforma a un vecino de casa, Enrique que es profesor, ya hemos hablado algunas veces y confío que habrá mas oportunidades para compartirle el Evangelio. Debemos tratar de llevar un estilo de vida evangelístico como parte de nuestra vida, no como “fanáticos” que nos quite el sueño si no lo hacemos, pero sí buscando de forma natural aprovechar las oportunidades que surgen; lo que si es cierto es que Dios nos usa cuando nos ponemos a su disposición.
Con todo lo dicho anteriormente, aclaramos de porqué evangelizamos.  En primer lugar porque Jesús lo manda, es la autoridad de Jesús, Mateo 28: 18-20. “Por tanto id..” La evangelización tiene su raíz y fundamento en quien nos manda: el Señor. En segundo lugar la razón por la que nos manda evangelizar es que las personas están perdidas, condenadas eternamente, así de claro . Cada uno de nosotros que hemos aceptado a Jesucristo como Salvador y Señor, somos deudores para compartir con otros el mensaje que ha transformado nuestras vidas, que hemos recibido y aceptado, el mensaje de salvación en Jesús.
Este es el ministerio con el que servimos en Decisión y lo que nos da sentido y razón de ser. El lema “Siempre Compartiendo Esperanza” es la realidad que nos impulsa para hacer las campañas de verano, Operación Niño de la Navidad, el programa En busca de Jesús y muchas actividades más,  entre ellas la producción de materiales que facilitan la comprensión de la fe, como el folleto “Como Compartir Tu Fe en Cristo” que nos ayuda a hacer puentes al expresar de forma comprensible el mensaje del Evangelio.
José Luis Briones

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