En nuestro tiempo tan lleno de inseguridad, ansiedades e interrogantes, todo el mundo desea la paz, la paz como ausencia de guerra, la paz con el prójimo, la paz consigo mismo.
La verdadera paz viene a nosotros cuando reconocemos nuestros pecados, la soberbia, autosuficiencia etc. y aceptamos el sacrificio de Jesucristo en la cruz a favor nuestro.  “Justificados por la fe, tenemos paz con Dios por medio de Jesucristo” (Romanos 5:1).
El sacrificio de Jesucristo nos reconcilia con Dios y produce en nuestros corazones un sentimiento real de gozo y paz, aún en medio de circunstancias desfavorables.  “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13).
Algunos textos de las Escrituras que nos pueden ayudar a mantener la paz del Señor:
* Salmo 37:1 “No os angustiéis.”
* Salmo 37:3 “Confiad en el Señor.”
* Salmo 37:4 “Deleitaos en el Señor.”
* Filipenses 4:6 “No estéis afanosos.”
* Filipenses 4:6 “LLevad todo en oración.”
* Filipenses 4:6 “Agradecidos por todo.”
La promesa del Señor nos asegura su paz “Y la paz de Dios que sobrepasa todo vuestro entendimiento, guardará vuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7)