¿Un día perdido en Miami?

¿Un día perdido en Miami?

Recuerdo el día cuando mi hijo volvió de la universidad de Miami (Ohio) habiendo tenido un encuentro con Jesús en los campos nevados de Ohio; un enero congelado cuando el Espíritu de Dios encendió su alma. Vino a casa deseando compartir el evangelio con todo el mundo. Luchaba para hacerlo, buscando la forma, el método, la valentía… cuando en oración Dios le indicó que lo que le faltaba era amor por el prójimo. Desde su niñez en España, su vida había estado llena de tenis, su novia, sus estudios, preocupado por sí mismo. Ahora, se dio cuenta de que lo que le faltaba no era método, ni contenido, ni valentía, sino amor. Empezó a clamar a Dios pidiendo que le diera amor. Con las palabras “De tal manera amó Dios al mundo” empieza Juan contándonos el inicio del plan redentor para el mundo. Dios empezó por amar. Cuando amas, ves a las personas de otra forma. El apóstol Pablo, sentía tan gran tristeza y dolor de corazón por los no creyentes que llegó a decir: “Desearía yo mismo ser anatema, separado de Cristo por amor a mis hermanos”. Es precisamente lo que Cristo hizo por nosotros. “El quién no conocía el pecado, se hizo pecado”. Por amor. Con amor.

Yo era un misionero malo. Tenía muchos estudios y ganas de trabajar, pero a mí también me faltaba amor. Otra cosa también, entre tantas cosas que me faltaba, y aún me falta, era el sometimiento a la soberanía y plan de Dios.

En Hechos, hablando en Atenas, una gran ciudad, intelectual, y religiosa, Pablo dijo a los sabios de Atenas: “De un solo hombre ha hecho toda raza de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra. Él ha determinado de antemano el orden de los tiempos y límites de su habitación, para que busquen a Dios…”.

Entre otras cosas, el evangelismo es saber cómo estar y ver nuestro lugar en la historia y el día a día con otros ojos. Cuando entendí esto, empecé a ver al cajero, el médico, el vecino, el conductor, el jardinero y los jóvenes del barrio de otra manera. Personas que Dios, de antemano por su soberanía, había puesto en mi camino para conocer el evangelio. Él eligió a ese conductor del Uber y eligió ese momento y lugar para el plan redentor que tenía para él y para mí como portavoz.

Estamos actualmente en un viaje de negocios en Miami donde Dios me recordó de esto. Vine con Laura, mi mujer desde hace 42 años, para pasar unos días antes de participar en una conferencia. Ayer mismo había planeado ir a un rastrillo con Laura. ¿Quién va a Miami para conocer los rastrillos? Si conocieras a Laura, sabrías que sabe encontrar verdaderas joyas entre los desechos de los demás. Después, el plan “perfecto” era ir a una exposición de arte. ¡Pues ni rastrillo, ni arte! Nada más subir al Uber empezamos a charlar con el conductor, un cubano lleno de amargura por lo que había perdido por los marxistas que se apoderaron del país. Con tanta maldad no es difícil hablar del pecado y sobre el que vino a librarnos de nuestra naturaleza pecadora. El hombre nos dejó en el rastrillo, pero después de cinco minutos dando una vuelta nos dimos cuenta de que no había nada. Al poco tiempo nos montamos en otro Uber y tampoco encontramos la exposición de arte. ¿Día perdido? ¡Pues no, por la soberanía y plan redentor de Dios! En este último viaje perdido por Miami nos llevaba un venezolano con la misma historia. Lamentamos la injusticia y pena de haber perdido su negocio y ahora tener a su familia repartida por el mundo. Hablando con él, nos decía que esperaba ser mejor persona para merecer el amor de Dios. ¿Qué le hacía falta entregar más? “¡NO!” Le dijimos: ¡Cristo lo ha hecho todo! Lo que falta es aprovecharse de lo que él cumplió a favor nuestro”.  “Aun siendo pecadores, Cristo murió por nosotros”. Que no podíamos dar nada para merecer la vida eterna. Jesús fue quien “lo entregó todo”, “De tal manera amó Dios al mundo que DIO a su hijo”. Él fue quien dio su vida para rescatarnos. “Cristo murió por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a él”. Las palabras salían en el momento sin haberlas preparado antes. Laura me agarró el brazo para pararme y dejar que respondiera. Dijo el hombre: “He estado confundido. Lo tengo al revés. Nunca lo había pensado de esa manera”.

Al volver al hotel… sin haber encontrado el rastrillo ni el museo de arte… cansados… un día en Miami dando vueltas en Uber, nos dimos cuenta de que Dios había “determinado de antemano el orden” de nuestro día y el lugar preciso en el GPS para encontrarnos con estos dos hombres que buscaban a Dios.

Carlos y Laura Aulie han sido misioneros en España por más de 15 años plantando iglesias en Madrid y Guadalajara con la misión Send Inter. 

Una llamada telefónica que resultó en vida eterna

Una llamada telefónica que resultó en vida eterna

Viajábamos en coche de Valladolid a Roscales de la Peña, el pueblo donde nací, me crie y donde todavía vivía mi madre, allá por la Montaña Palentina. No lo hacíamos muy a menudo por causa de las ocupaciones, durante la semana por el trabajo y los fines de semana por las actividades de la iglesia. En épocas de vacaciones siempre procurábamos tener algunos días de encuentro de la familia; mi madre, los ocho hermanos y los hijos y sobrinos que se iban añadiendo, especialmente en las fechas en que mi única hermana, monja casi de clausura, podía venir a pasar una semana con nosotros. Había además una fecha muy especial, para hacer ese viaje, que eran los días de Carnaval, o Antruido que dicen en mi pueblo, porque en Castilla y León ese lunes y martes son días no lectivos. Así que mi esposa y yo, como profesores, y mis hijos como alumnos, teníamos esos días libres. Se daba la circunstancia de que en esas fechas, aunque variables cada año, solía haber nieve en una pradera inclinada al lado de la casa, donde mis hijos disfrutaban lanzándose con los trineos. Eso compensaba, en parte, la ausencia de sus primos con los que coincidían en otras ocasiones y no en ésta porque sus padres, mis hermanos, tenían que atender a sus trabajos. Y para mi esposa y para mí era una buena oportunidad para hablar a solas con mi madre, fuera del ajetreo que se producía en otras ocasiones cuando nos juntábamos un montón de personas. A mi madre le gustaba hablar de temas espirituales y había empezado a leer la Biblia de letra grande que mi hermano Roberto le había regalado. Estaba muy atenta a las lecturas que se hacían en la misa y a las homilías de los curas que las celebraban y cuando hablábamos por teléfono, ya de noche, me hacía muchas preguntas. Pero cuando la visitábamos estaba tan ocupada durante el día con sus gallinas, sus conejos, sus gatos, su perro y su huerto que era difícil pillarla un rato sentada para hablar. En Carnaval, al estar sola, aunque fuera mientras hacía la masa para las orejuelas típicas de la época, sacábamos el tema del Evangelio y charlábamos un rato.  Pero esta es otra historia.

Sonó el teléfono móvil de mi esposa

Decía que viajábamos de Valladolid a Roscales, en coche. Íbamos mi esposa y yo solos porque mis hijos ya se habían ido a vivir a Madrid. Ya eran mayores y se habían independizado. Poco antes de llegar a Carrión de los Condes, justo donde se empiezan a ver esa montañas azules de la Cordillera Cantábrica donde se destacan El Espigüete y el Curavacas… y la Peña Redonda, que indica por dónde cae mi pueblo, sonó el teléfono móvil de mi esposa, que era el que yo había usado durante años. Era Beni Moreno que preguntaba por mí. Me resultaba anacrónico y fuera de lugar. Una llamada desde Madrid, en plena Tierra de Campos, con las preciosas vistas de la Montaña Palentina, camino de mi pueblo. Hacía un sol espléndido, un aire frío pero sin viento, un paisaje precioso y tranquilo, y un camino de tierra que salía a la derecha de la carretera con un espacio suficiente para aparcar sin interferir en la entrada o salida de algún tractor que, eventualmente, pudiera necesitar vía libre. Así que paré y atendí la llamada paseando por el camino de tierra. Beni me pedía permiso para facilitar mi número de teléfono a un hombre que, habiendo visto un programa de Buenas Noticias TV, había llamado para pedir el Nuevo Testamento que se ofrecía desde el programa. ¿Y por qué pedía mi número, de qué me conocía ese hombre?

Desde hace varios años, me envían desde Canal de Vida algunas direcciones y teléfonos de personas de la provincia de Valladolid que han respondido al programa y han mostrado interés en continuar conociendo más del Evangelio. Parece que, dos años atrás, yo había llamado a uno de estos contactos, un hombre llamado Carlos, con quien había tenido una buena conversación sobre cosas espirituales, pero que ya se había dado por satisfecho con eso. A pesar de todo yo le había dado mi número por si, en otra ocasión, volvía a interesarle seguir hablando del tema. Es lo que suelo hacer con todos los contactos cuando la relación parece que llega a su fin. La pelota queda en su tejado. Y yo espero que Dios mueva a esa persona a seguir buscando. En este caso, Carlos había cambiado de móvil y había perdido mi contacto y Beni tenía el número de teléfono que ahora era de mi esposa. Pero eso, para el Señor, no son inconvenientes.

Carlos aceptó con entusiasmo quedar conmigo

Así que yo le pasé a Beni mi nuevo número de teléfono y ella me pasó el número de Carlos. No recuerdo quién llamó a quien, pero lo cierto es que Carlos aceptó con entusiasmo quedar conmigo a tomar un café para hablar. En los dos últimos años había estado leyendo la Biblia y considerando la necesidad de contactar con otros creyentes. Así que aceptó la invitación a visitarnos en la iglesia y se encontró a gusto. Entabló relación con otros creyentes que enseguida se acercaron a él y se comprometió a hacer estudios bíblicos para llegar a entender el mensaje del Evangelio y el compromiso que adquiriría en el caso de decidir bautizarse. Porque tenía que entender que aceptar el Evangelio como un regalo de Dios, implica también pagar un precio que consiste en un cambio de vida. Para seguir a Jesús hay que renunciar a seguir nuestro propio camino.

Finalmente se bautizó y a día de hoy sigue con nosotros. Tiene una gran carga por su esposa y sus hijas que no son creyentes. Y también por su madre, de mucha edad, a la que atiende como un buen hijo y trata de persuadir para que se acerque a Dios. Esta pasada semana ha estado con ella constantemente en el hospital por una operación de cadera a causa de una caída. La ha invitado a aceptar a Jesús como su Salvador y ella ha aceptado. Aunque la operación salió bien, la típica infección de quirófano la ha llevado a una situación crítica hasta el punto de tener que sedarla. Carlos se mueve entre la esperanza y el deseo de que se recupere. Al mismo tiempo está agradecido a Dios por poder oír de la boca de su madre que acepta a Jesús.

Esta mañana me ha llamado para decirme “mi amada madre ha partido hacia el Señor”. Los hermanos de la iglesia estamos enviándole mensajes de ánimo y nos hemos puesto a su disposición para lo que nos necesite. Estaremos acompañándolo estos días de dolor como es propio de los miembros de una misma familia, la familia de la fe. Dios le consuele.

Es Dios quien lo va a hacer

Tal vez porque no he tenido muchas experiencias de personas convertidas por medio de mi exposición del Evangelio, me aferro al texto de 1 Corintios 3:5-8 donde dice que el que cuenta es Dios que es el que hace crecer. Yo me siento impotente a la hora de convencer a la gente para que crea en el Evangelio, por eso descanso en la confianza en que es Dios quien lo va a hacer.

Pero ¡Cuidado! Me digo a mí mismo. Dios es el que hace crecer, pero Pablo plantó y Apolo regó. Dios cuenta con nosotros, nos invita y nos exhorta a participar en su plan de salvación. Yo he tenido el privilegio de participar en la conversión de Carlos aunque solo fuera echando un poco agua con la regadera. Hoy me invitó a decir unas palabras a los familiares y amigos que velaban a su madre en el tanatorio. Se quedaron extrañados, pero escucharon con respeto tanto a mí cuando les dije que nuestra esperanza estaba en el sacrificio de Jesús y en nuestra fe en Él, como a Carlos cuando les dijo que así se lo había explicado a su madre y ella lo había aceptado. Carlos tuvo el valor de aprovechar la situación a pesar del rechazo que siempre ha sufrido, por hacerse “evangélico”, entre los miembros de su familia. Yo simplemente estaba allí, acompañándolo, pero dispuesto a dar testimonio en cuanto me lo pidió. ¿Plantar, regar? Lo que sea, lo que haga falta en cada momento. Pero recordando esto: ¡Dios cuenta con nosotros!

Alberto Bores es pastor de la Iglesia Evangélica Comunidad Cristiana Camino de Vida en Valladolid. Ha participado y colaborado en muchas campañas de Decisión junto con su esposa Gloria García.
FOTO: Iglesia de El Salvador – Roscales de la Peña (Wikipedia)

¿Por qué seguimos evangelizando?

¿Por qué seguimos evangelizando?

Recuerdo que en la primavera pasada estuve con mi esposa visitando el cementerio, para ver cómo había quedado la lápida en el nicho de mi suegra fallecida unos meses atrás. Estábamos solos en este lugar hasta que llegó allí un joven procedente de Cataluña, quien había venido unos días al pueblo para ver a su familia. Había llegado al cementerio tratando de encontrar el nicho de un tío suyo. Coincidentemente el nicho estaba muy cerca del de mi suegra; en el mármol de la lápida estaba grabada la estrella de David lo que nos dio ocasión para hacer puentes en la comunicación, le compartimos que nosotros leemos la biblia, y le hablamos del mensaje del Evangelio y la esperanza en Jesucristo. Resulta que este joven vive en Castelldefels, Barcelona, junto al Seminario IBSTE, lo que fue una ocasión providencial para que pudiera contactar con los creyentes allí.

Jesús dijo: “Id y hacer discípulos a todas las naciones bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19-20) Complementado con Hechos 1:8 “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra”. ¡Un mandamiento que no ha perdido su vigencia hoy!  Empezando por “Jerusalén” el entorno donde vivimos, nuestro barrio, pueblo o ciudad; “Judea” los pueblos y ciudades de nuestra geografía; “Samaria” lugares donde no queremos ir por diversas circunstancias y “hasta lo último de la tierra” fuera de nuestras fronteras hasta donde tengamos oportunidad orando, yendo, apoyando a los que van u  ofrendando a su favor. Jesús nos dejó el ejemplo:” Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino” (Mateo 9:35).

Como ministerio de Decisión, por la misericordia del Señor llevamos extendiendo el Evangelio ya por 47 años en España con campañas evangelísticas en  pueblos y ciudades, y en otros países a través de Operación Niño de la Navidad, En Busca de Jesús (por internet), etc. cumpliendo el mandamiento de nuestro Señor. Ya son muchos años evangelizando, llevando el amor y perdón de Jesucristo a miles de personas y viendo muchas vidas alcanzadas para el reino de Dios.

Somos deudores

Nunca deberíamos plantearnos si tenemos que seguir compartiendo la fe hoy, ni tampoco si estamos obligados a continuar hasta el final. Tenemos la respuesta clarísima: Jesús  encomienda a su Iglesia la tarea de extender el Evangelio, la buena noticia de salvación hasta lo último de la Tierra, lo que nos impulsa a seguir con la tarea nosotros y todos los creyentes. Además, somos deudores. Alguien nos habló a nosotros de Jesucristo y creímos aceptando el perdón de nuestros pecados y la salvación,  consecuentemente somos deudores hoy para compartir el único mensaje que puede transformar las vidas ahora y para la eternidad, y debemos hacerlo intencionadamente y con propósito; esta es la única razón de la venida de Jesucristo y de su sacrificio en la cruz a favor de toda la humanidad y este es el llamado que tenemos todo el pueblo de Dios, su iglesia.

Dios me ha permitido realizar esta labor en el Ministerio de Evangelización de la familia bautista de Madrid, donde  he llevado la dirección por 14 años, ha sido un desafío y una bendición trabajar para extender el Evangelio en toda la Comunidad de Madrid, incluyendo Castilla la Mancha y Castilla León con un total de 25 iglesia,  proveyendo herramientas y todo lo necesario para dar un testimonio efectivo del mensaje de salvación en Jesucristo. Hemos visto el crecimiento con nuevos lugares de testimonio abiertos y nuevos hermanos y hermanas que han aceptado a Jesús y están involucrados en la gran comisión.

También en el Centro de Estudios Teológicos de Madrid (CET), el plan y objetivo ha sido concienciar a los estudiantes en que la evangelización forme parte en sus vidas, para que ellos a su vez transmitan esta visión a sus iglesias locales, poniéndolo en práctica como algo no esporádico sino permanente, como profesor esa ha sido mi meta.  Cuesta trabajo concienciar de este llamado aunque me ha sorprendido con gozo escuchar a algunos estudiantes como a nivel personal y de iglesia estaban involucrados en la evangelización, compartiendo experiencias de vidas salvadas por su testimonio con familias, vecinos, compañeros de trabajo y de estudios, la verdad es que había alegría en ellos por cumplir el mandamiento del Señor.  Pero a la vez entiendo que con el tiempo las iglesias y los creyentes aflojamos en nuestro compromiso de ser “testigos” centrándonos en nosotros mismos y en nuestra labor local (esto nos puede suceder a todos) y dejamos a un lado ésta responsabilidad, por lo que debemos evaluar de nuevo donde estamos, como diría el profeta Jeremía 6:16:  “Paraos en los caminos, y mirad, y preguntar por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallareis descanso para vuestra alma,” pedir ayuda al Señor y renovar la visión para seguir cumpliendo la gran comisión.

Una tarea gloriosa

Todo lo que hacemos sea a nivel personal o como ministerio para compartir las nuevas de salvación lleva su fruto, Dios lo usa por su Espíritu Santo quien es el verdadero evangelista. “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8) y los creyentes debemos ser sus colaboradores: “Porque nosotros somos colaboradores de Dios” (1ª Corintios 3:9) en esta gloriosa tarea.

No nos conformamos con lo hecho hasta aquí, queremos vivir y compartir nuestra razón de ser. Sabemos que cuando compartimos el Evangelio está en juego la vida y la eternidad de las personas: salvación eterna si se arrepienten de sus pecados y aceptan a Jesucristo como Salvador y Señor, pero condenación eterna si rechazan a Jesucristo. Es nuestro gran desafío.

¿Qué responderemos al Señor en la práctica? ¡Dios nos ayude a vivir cómo Él quiere que vivamos!

El Covid-19 me dejó KO durante 30 días

El Covid-19 me dejó KO durante 30 días

Parece que me contagié en el viaje que hice para repartir las cajitas de zapatos con regalos recogidas en España para los niños refugiados en los campos saharauis. Desde que empecé a sentir los primeros síntomas temía contagiar a la gente con las que estábamos en el campamento. Gracias a Dios nadie cayó contagiado en el desierto. En medio de mi temor  entendí que mi enfermedad  la conocía Dios y busqué refugio en sus palabras. Me dio mucho ánimo esta promesa: “ Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Romanos 8.28)

En urgencias

Fui al hospital de urgencias con mi esposo, José Pablo, y por la noche nos enviaron  a casa a confinamiento. Dos días después, José Pablo tuvo complicaciones con los pulmones y tuvo que ir urgentemente al hospital. Mientras yo en casa todavía no podía comer por complicaciones en la boca y la garganta, devolvía, tenía fiebre, tos, el sabor del agua era insoportable.  José Pablo estuvo en el hospital una semana con neumonía, pero se recuperó y llegó a casa mucho mejor. Yo estaba confinada y me fui recuperando poco a poco. Mis hijas me traían la compra y así continué muchos días tomando únicamente la solución salina oral. Gracias a Dios, después de un mes, comencé a sentrme mejor y la doctora me dio de “alta”.

El misterio del virus

Durante varios días el misterio de un virus tan potente me asustó y me desconcertó. No podía creer que el gobierno consiguiera convencer a toda la nación para quedarse en casa de un día para otro. La Biblia dice: “Con tremendas cosas nos responderás tú en justicia, Oh Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los términos de la tierra, y de los más remotos confines del mar” (Salmo 65.5), de modo que comencé a orar para que Dios eliminara este virus en todo el mundo. Dios nos dice en la Biblia: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Romanos 8.32). En Dios tenemos todo lo que necesitamos. El Covid 19 me permitió tiempo para meditar y aprender que Él me daría todo. La debilidad tardó en desaparecer pero quedaron algunos temblores y otros efectos. Ahora vuelvo a la “nueva normalidad”.  Para bien y para mal, Dios nos da todas las cosas.

Trucos para una buena comunicación en videoconferencias

Trucos para una buena comunicación en videoconferencias

Las videoconferencias forman parte ya de nuestra vida laboral y cotidiana. El teletrabajo nos ha obligado a ponernos al día en esta forma de comunicación que muchos solo usaban de forma esporádica anteriormente. Ahora se producen multitud de reuniones por Zoom, Skype, WhatsApp y otras aplicaciones, reuniones de trabajo en las que debemos transmitir un mensaje con claridad.  Es importante transmitir bien ese mensaje no solo a través del audio, la voz, también a través del video, la imagen. La transmisión oral y escrita ha formado parte de nuestra vida siempre, de modo que no significó un gran cambio el uso de las nuevas tecnologías que solo afectaban a estas áreas de la comunicación. La llegada de la videoconferencia nos obliga a todos a pensar también en la imagen, en el vídeo. Es importante que cuidemos que esa imagen llegue con claridad y eficacia. Para conseguirlo, sigue estos trucos, que te ayudarán a mejorar tu comunicación.

COLOCA EN HORIZONTAL EL DISPOSITIVO

Algunas aplicaciones como Instagram o Facebook han popularizado el uso del móvil en vertical para grabar video, pero la inmensa mayoría de pantallas que hay en las casas y oficinas están en modo horizontal. Es un grave error grabar en vertical cuando vamos a hablar en una videoconferencia porque la imagen que emitimos no encaja en el formato que por defecto ofrecen los programas de videoconferencias, que es el horizontal. También si vas a grabar un video que luego se emitirá en la videoconferencia, recuerda de grabarlo en modo horizontal.

LIMPIA LA CÁMARA

Es muy fácil que el objetivo de la cámara del teléfono móvil, celular, tablet, ordenador se ensucie. Una mota de polvo o una huella pueden emborronar la imagen y distorsionarla. Pasa un paño por el objetivo y comprueba que está limpio antes de comenzar la videoconferencia. Es muy importante visualizar tu imagen en el dispositivo antes de la conexión para comprobar que está correcta.

ACÉRCATE AL  ROUTER

Las interferencias, los cortes en la conversación, las imágenes congeladas o borrosas son indicadores de que la señal de Internet es débil. Busca siempre el lugar más cercano al router para mantener una buena señal de Internet durante la videoconferencia. También, si es posible, conéctate por cable de red al router, de este modo no dependerás de la calidad de la señal wi-fi que suele ser más débil e inestable.

COLOCA LA FUENTE DE LUZ DETRÁS DE LA CÁMARA

Busca una posición donde tu cara quede iluminada de forma natural. Lo más fácil es colocarte mirando hacia una ventana y poner el teléfono/ordenador entre tú y la ventana. Si es de noche o no hay una ventana disponible, coloca una lámpara que ilumine bien tu cara.

EVITA RUIDOS

Recuerda que una videoconferencia transmite vídeo y audio. Si hay ruido en tu entorno, será muy difícil entender lo que dices. Procura que haya silencio a tu alrededor.

ALZA LA VOZ

El micrófono en los teléfonos móviles y ordenadores es bastante sensible, pero nuestra voz se escuchará mucho mejor si hablamos con fuerza. No hace falta gritar, pero sí hablar con claridad, que se oiga alto y claro.

PON LA CÁMARA A LA ALTURA DE TUS OJOS

Tu mejor imagen se transmitirá cuando la cámara esté a la altura de tus ojos. Utiliza unos libros o una estantería para subir el ordenador o teléfono móvil de modo que solo se vea la pared que está detrás de ti. Si puedes ver el techo es porque no tienes la altura o la inclinación correcta.

MIRA AL OBJETIVO DE LA CÁMARA CUANDO HABLES

Al igual que cuando hablas con cualquier persona le miras a los ojos como señal de atención, en videoconferencias debes mirar al objetivo de la cámara cuando hables. Por inercia todos miramos la pantalla en lugar de al objetivo, para corregirlo, reduce la pantalla del software de videoconferencia y colócala al lado del objetivo.

ALEJA LA CÁMARA

Extiende tu mano de modo que la cámara quede al borde de tus dedos.  Así, el plano será mucho más agradable y nadie verá los poros de tu nariz. El mejor plano es cuando puede verse desde el pecho hasta el pelo de tu cabeza.

CUIDA EL DECORADO

Evita que detrás de ti se vean cuadros, libros y objetos que distraigan o generen conflicto. Por ejemplo, si se ve una bandera del Real Madrid, habrá personas que estarán incómodas en la videoconferencia.

CORRIGE EL ESPACIO DE CABEZA

Mueve la cámara para que no quede ningún espacio entre tu pelo y la parte superior de la pantalla. Ese es un espacio muerto que no sirve de nada, a no ser que haya una foto especial que quieras que todo el mundo vea durante la videoconferencia.

VÍSTETE COMPLETAMENTE

Aunque estés en casa, puede surgir la necesidad de levantarse o moverse durante la videoconferencia,  y dejar al descubierto que no estás vestido completamente. Aparte de las risas que provocarás, tu credibilidad quedará dañada.

EVITA EL EFECTO MOIRÉ

La ropa con cuadritos pequeños, rayas finas o dibujos repetitivos, puede generar este efecto moiré que genera interferencias en la imagen que distrae y distorsiona el color original de la ropa. Usa ropa de un solo color o con cuadros, rayas o dibujos grandes no repetitivos.
Si tienes en cuenta estos trucos, tu imagen mejorará en las videoconferencias y conseguirás una mejor comunicación, de modo que tus ideas y opiniones lleguen al resto de participantes de manera clara, sin ruidos ni interferencias que dificulten la experiencia.
José Pablo Sánchez
 
 

Las víctimas del coronavirus te necesitan

Las víctimas del coronavirus te necesitan

Unos piden kilos de comida, otros mascarillas, otros botellas de agua y otros fondos para el desarrollo de una vacuna. La solicitud de fondos para la emergencia del coronavirus se ha multiplicado, porque estamos ante una pandemia global terrible. Quiero animarte a que te impliques y colabores en todas esas iniciativas porque cualquier ayuda es importante y necesaria. Gracias a Dios, en estos tiempos de tanta necesidad, la generosidad también se ha multiplicado permitiendo ayudar a muchas familias en situación de grave vulnerabilidad.
Como seguro sabes, las secuelas de esta crisis no sólo son sanitarias y económicas, también son emocionales y espirituales. Con la crisis ha aumentado los divorcios, así como el consumo de ansiolíticos y antidepresivos para paliar el temor, la ansiedad y la desesperanza que muchos están sufriendo.
No voy a pedirte dinero para pastillas, pero sí tu ayuda para llevar el mensaje de esperanza a todas esas personas que están sufriendo las secuelas del coronavirus.
Si, quiero colaborar con Decisión
Desde el inicio de la crisis Decisión ha multiplicado sus esfuerzos en el ministerio de Evangelización por Internet. El número de personas que han orado y dejado sus datos para hacer un discipulado se ha multiplicado y están siendo atendidas por nuestros consejeros online.
También el número de hermanos que se han dado de alta como consejeros online. ha aumentado. Es una gran bendición ver a tantos con ilusión aprovechando el confinamiento para compartir su fe y ayudar a los nuevos convertidos. Decisión está coordinando la formación de estos nuevos consejeros y preparándoles para que realicen una labor eficaz.
Además, Decisión, en colaboración con Nick Vujicic ha traducido y lanzado un video con el mensaje de esperanza que está trayendo paz al corazón de muchas personas que sufren de temor y ansiedad por un posible contagio o la pérdida de un ser querido.
En estos días de confinamiento también hemos lanzado el calendario de oración “Aquí se ora por la evangelización de España” con un tema de oración para cada día del mes, enfocado en los pueblos sin testimonio, la obra pionera y las secuelas de la pandemia. Desde que comenzó la crisis Decisión ha estado en la brecha, anunciando el mensaje del amor de Dios. Nos duelen los hambrientos, pero también los perdidos sin Dios y sin esperanza. Para continuar con nuestra misión, tu apoyo es vital. Las víctimas del coronavirus te necesitan, colabora antes que sea demasiado tarde.
Si, quiero colaborar con Decisión
Sirviendo al Maestro,
José Pablo Sánchez

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